Echeverias


Echeverias
El nombre del género está dedicado al pintor Atanasio Echeverría, botánico y naturista que realizó muchas ilustraciones de la flora local mexicana. Las Echeverias son unas magníficas plantas suculentas, pertenecientes a la familia de las Crassulaceae. La gran mayoría de especies que la integran son oriundas de México, donde gozan de una climatología cálida todo el año y la humedad ambiental es escasa. En la actualidad se encuentran distribuidas en un buen número de países de climatología suave. 

Poseen un crecimiento robusto y vigoroso. La popularidad del género reside en que sus componentes son muy poco exigentes y que necesitan poco espacio para cultivarlas. La variedad es enorme, pero todas comparten unas características comunes y forman parte de la lista de las plantas más fáciles de cultivar y a prueba de olvidos. Las Echeverias son plantas herbáceas, de hojas carnosas y perennes, que normalmente se organizan en un rosetón redondo. Al principio son acaules (carecen de tallo) pero luego suelen desarrollar un tallo corto, apenas apreciable en alguna especies. 

Por lo general las flores surgen en racimos más o menos densos en el extremo de largos tallos que se exhiben muy por encima del follaje. La tonalidad de las flores pasa desde el color rojo al amarillo o naranja.

Son innumerables los híbridos formados por las diferentes especies, y cada poco tiempo aparecen otros nuevos componentes hibridados. Esto ha derivado que en ocasiones resulte algo complejo conocer el nombre de algún ejemplar hasta que la floración no se presenta.
Las Echeverias necesitan exposiciones de luz muy fuerte, normalmente de sol directo todo el año, pero algo difuso en el periodo estival. Este suele ser el principal problema cuando se cultivan en interior, dado que la cantidad de luz suele ser pobre. 

Se deber regar de manera generosa en verano, dejando que el sustrato llegue a casi secarse antes de regar de nuevo. No conviene mojar las hojas de las plantas con follaje peludo, debido a que los pelillos retienen el líquido y puede estropearlo. El punto débil como casi siempre, es el exceso de riego. Nunca se deben cultivar en recipientes que carezcan de agujeros de drenaje. Entre la primavera y verano están en su periodo de pleno desarrollo y hay que abonarlas con un fertilizante líquido para cactus, diluido en el agua de riego. Esta operación se realiza cada tres semanas pero sin abusar del abonado. En invierno es primordial dejar que descansen, interrumpiendo totalmente el aporte de abono y regando sólo lo justo. El periodo más adecuado para realizar la propagación es a principios del verano, aunque es viable en otros periodos del año. Para su multiplicación se utiliza esquejes de tallo al igual que esquejes de hoja, en ambos casos hay que dejar secar en corte durante un par de días y luego plantar en un sustrato con una buena mezcla arenosa para evitar la acumulación de agua. Teniendo en cuenta que las plantas tienden a deteriorarse durante el invierno es una buena idea renovarlas periódicamente para tener siempre ejemplares jóvenes y atractivos. Habitualmente cada ejemplar genera pequeños renuevos en su base, que son los que se utilizan para multiplicarla y obtener nuevas plantas.


Por lo general las flores de las Echeverias aparecen entre la primavera y el verano, en largas varas erguidas y algo arqueadas. Casi siempre estos tallos florales se alzan sobre el conjunto de rosetas. Las flores tienen una textura cerosa, aunque algunas otras están cubiertas de una fina vellosidad blanquecina más o menos densa. No hay que ignorar el hecho que muchas especies de Echeverias sus inflorescencias son muy duraderas si se cortan; aunque en ocasiones no son muy vistosas, pueden resultar de un aspecto inusual y ciertamente llamativas.



Híbrido de Echeveria: Echeveria "Dorothy"
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